miércoles, 25 de septiembre de 2013

Soltería 101 - Capítulo 14 - Revelación

Venía de regreso de dar un paseo en bicicleta por un hermoso Santiago de cielos despejados y cordillera nevada, cuando me golpeó. Fue como la manzana que le cayó en la cabeza a Newton y lo inspiró para crear la Ley de Gravedad. Mi descubrimiento no fue tan trascendental para la raza humana, pero sí una gran revelación para superar de una buena vez mi depresión post-vikinga.

Sacando cuentas, me dí cuenta que he sufrido por ella más tiempo del que estuvimos juntos, y eso sin sumarle además el tiempo que sufrí mientras estuvo en Chile. Por lo mismo, considerando que no soy un puto masoquista, decidí hacer algo al respecto. Basta de lloriqueo y pena, el duelo se acabó. Dejé en ese preciso instante el luto y salí del cementerio del dolor.

Tímidamente volví al mercado, cubriendo mis heridas con un traje de latin lover. Llevo pocos días de esto como para tener algo interesante que contar aún, pero creo que las cosas se ven muy interesantes a futuro. Por fin el Invierno se acabó y el sol ilumina mi mundo y calienta mi corazón. La Primavera ha llegado a mi vida y puedo sentir el olor de las flores inundando el aire. No es necesario mentirles: estoy aterrado. Esta estación del año se presta para el amor, pero luego de mi última experiencia, este sentimiento me llena de miedo.

El amor es adictivo. Enamorarse es entrar en un estado de felicidad y alegría que ninguna droga te puede dar. Pero cuando todo se acaba, ¡mierda!, sólo el Apocalipsis se compara a tal desastre. Es por esta razón que mi regreso a las pistas será con mucha más cautela. De ninguna manera me cierro a la posibilidad de enamorarme, soy un hombre muy flexible en ese sentido. Ahora, quiero que esta vez el sentimiento se vaya construyendo más lentamente, con cuidado. Porque el amor no nace, se hace. Y créanme cuando les digo que yo soy muy, pero muy bueno para hacer el amor.

martes, 24 de septiembre de 2013

Camino

Es en momentos como éste cuando me detengo por un instante y miro hacia atrás, viendo cómo mi vida se ha armado como un rompecabezas en que cada palabra, cada acto, cada hecho y cada paso encajan como la pieza perfecta en el lugar correspondiente. Es precisamente aquí cuando el “porqué” parece tener respuesta y cuando la verdadera pregunta es “para qué.” Estar aquí es tan obvio: la gente, los sucesos, los espacios. Cada pieza en su lugar en este puzzle de mi vida. Pero, ¿cuál es el siguiente paso? Pese a ser agnóstico, le rezo a ese Dios en que confío y le ruego por una respuesta. Le pido que siga guiando mis pasos, que sigan ocurriendo esas “coincidencias” locas que luego tendrán sentido. Pido que me permita descubrir mi camino y que me ayude a recorrerlo. Ruego para que en el futuro pueda detenerme de nuevo y volver a mirar hacia atrás con una sonrisa. Tengo fe en que cada decisión que tome de ahora en adelante me acercarán más a mi misión. Lo sé. Si el camino recorrido hasta este instante es tan claro, ¿por qué no habría de serlo más adelante?

sábado, 21 de septiembre de 2013

Dejar ir.

Existe un dicho que dice “si amas a alguien de verdad debes poder dejarlo ir; si te ama también, volverá a ti.” Y así como en el amor esta frase se puede aplicar perfectamente, tiene sentido para muchos otros aspectos de nuestras vidas.

Lidiar con la derrota o el sentimiento de pérdida es muy difícil. Cuando llega aquel punto en que sin importar lo que hagas, el resultado sigue siendo el mismo, es frustrante. No sólo eso, afecta seriamente la autoestima, la seguridad y el amor propios. Nos hace sentir inútiles, indefensos ante las circunstancias; pero esto tiene que ver más con la crianza moderna que con una realidad.

Se habla de que hay que saber ser un buen ganador y un buen perdedor. Pero claro, nadie quiere estar en esa última posición. La derrota nos convierte en “perdedores”, pero ese concepto no se queda en el episodio puntual y pasa a definir nuestra existencia en su totalidad. Nos aleja del “camino correcto”, del triunfo y, en última instancia, del éxito que tanto nos presionan a conseguir.

En la loca carrera por alcanzar metas cada vez más elevadas, en esa búsqueda incesante que el medio nos impone por ganar una y otra vez, se deja de lado muchas veces el gran valor que tiene perder. Porque si bien el triunfo es siempre gratificante, el no conseguirlo nos hace luchar aún más. Fortalece nuestro carácter y nos hace más resilientes. Nos hace cuestionarnos, por lo que demanda más de nuestra creatividad, de nuestra capacidad de adaptarnos y de enfrentar los problemas desde ángulos que no habíamos visto antes. Nos prepara mucho mejor para ganar y nos blinda contra nuevas derrotas.

Pero hay veces en que no hay vuelta atrás, en que la pérdida es total y no hay nada que se pueda hacer al respecto. En estos casos sólo se puede hacer un último sacrificio, la prueba más complicada: aceptar. Porque dejar ir es eso, la aceptación final de que no está en nuestras manos hacer algo, de que hemos sido superados. Pero más allá de la lógica, hay un instinto que nos obliga a seguir la batalla, a no darnos por vencidos. Combatir esta sensación es casi imposible. Reconocer la pérdida es una tarea titánica.

Superar la derrota es sin duda es un gran paso para ser mejores personas, pero dejar ir nos convierte en seres humanos mucho más completos. “Has todo lo que puedas hacer para cambiar lo que está dentro de tus posibilidades y no te preocupes por lo que simplemente no puedes cambiar.” Esta frase lo hace sonar muy fácil, pero aplicarlo en tu vida no lo será. Sin embargo, una vez que lo hayas entendido, lo podrás lograr. Seguir este otro dicho te liberará de una enorme carga y te ayudará a dejarla ir.

Publicado originalmente en Publimetro Chile.

jueves, 19 de septiembre de 2013

Soltería 101 - Capítulo 13 - Aniversario

Hoy se cumple el aniversario de mi ruptura. Este día, hace exactamente un año, tomé la decisión más difícil y dolorosa de mi vida. Las peores tres horas que he vivido comenzaron a gestarse más o menos a esta misma hora. Sin darle espacio a la duda ni al arrepentimiento de último minuto, destrocé sin piedad el corazón de quién hasta ese entonces fue la persona más importante de mi vida, la única a la que había amado. Entre lágrimas y un dolor emocional que llegaba a doler físicamente, nos abrazamos fuerte en la cama que nos cobijó por años y nos despedimos sin mirar atrás. Nunca más volví a verla.

Mientras vivía el horror de hacer sufrir a mi ser más querido, le rogaba a Dios estar tomando la decisión correcta. Desesperado, trataba salirme mentalmente de ese momento, pensando en cómo me gustaría que ya hubiera pasado un año de esta tragedia y que esa escena macabra que estaba viviendo fuera sólo un recuerdo difuso. Por suerte, ahora lo es. Con 365 días de distancia el recuerdo sigue siendo doloroso, pero ahora ya es eso, sólo un recuerdo.

Después de todo este tiempo y el daño que tuve que causar para cambiar mi vida, surge la gran incógnita: ¿valió la pena? Creo que sí. Terminar cumplió el objetivo que yo tenía, que distaba de las típicas razones superficiales que muchos tienen para hacerlo, como es el querer estar con otra persona o meterse con quién quieran. Para mí el fin tuvo un propósito mucho más importante, que era encontrarme a mí mismo a través de experiencias y situaciones que no podía vivir si no estaba soltero. De eso tuve mucho en el último año.

Cuando pienso en todo lo que he hecho desde que terminé, me cuesta creerlo. El ejemplo más claro de este enorme cambio lo refleja mi cuenta de Facebook. Ahí, antes del quiebre, tenía menos de 30 “amigos”, de los cuales tuve que eliminar a la mitad luego de aquel día. Ahora, hace menos de una semana, llegué a más de 100 contactos. Por superficial que se vea, para mí es un logro haber llegado a conocer a más de 80 personas nuevas, entre las que he hecho muy buenos amigos. Este cambio social se suma a todos los otros cambios que he experimentado, de los cuáles el más importante ocurrió hace poco.

Con 8 meses y medio de soltería en el cuerpo, tras casi nueve años de una relación que no terminó bien, lo que menos buscaba era el amor. Primero, porque quería vivir la “vida loca” de soltero, y segundo y más importante, porque no creía en él. Pero claro, no tenía idea lo que el destino me tenía preparado, y cuando lo tuve, agradecí cada minuto. Sí, me enamoré. Caí rendido a los pies de ella, mi vikinga, y en ese momento todo lo que había hecho y vivido hasta ese entonces tuvo sentido. Mi destino era ella, su destino era yo. Ahora que estábamos juntos nuestros caminos nunca se separarían...

Y me rompió el corazón. Aquella madrugada, sin siquiera mirarme a los ojos, su voz distante fue el instrumento que usó para, a través de Skype, matar todas mis ilusiones. Pero ahora logro entender su objetivo en mi vida. Después de semanas de pena, rabia y sufrimiento he logrado comprender su misión y, de paso, darle un sentido también al tiempo que pasé con mi ex.

Es terrible ser el primer amor de alguien. La vikinga me agradeció el haberle enseñado a amar, aunque el único que aprendió a amar en esa relación fui yo. Ella sólo vivió la mitad de lo que verdaderamente es amar, e hizo conmigo exactamente lo mismo que yo hice con mi ex. Lo bueno de esto es que he estado en los dos lados, y por fin puedo decir que ya entendí cómo funciona el amor. Sólo ahora que me entregué completamente a alguien puedo entender lo frustrante y doloroso que es estar con esa persona y no recibir esa entrega. Sé lo que se siente esa puta distancia, ese muro. Pero más aún sé lo que es amar con todo tu corazón y lo que se siente cuando éste es destrozado.

Creo mucho en el karma, y tengo certeza de que todo el sufrimiento del último año no sólo fue parte del aprendizaje que quería vivir como soltero, sino también mi pago por todo el dolor que provoqué el 19 de Septiembre pasado. Me imagino que a estas alturas ya cancelé mi deuda con intereses. El haber servido para que la vikinga aplicara conmigo el viejo dicho “echando a perder se aprende” fue mi última cuota. Desde este momento comienzo de cero. No más cagadas, no más errores, no más daño. Este aniversario marca el inicio de mi nueva vida. La soltería continúa...

Bonus tracks.

Quería meter estas canciones entre el relato, pero no hallé una forma natural de hacerlo, así que las dejo aparte. La primera es una canción que hice para mi ex, en la que hablo de que no me arrepiento de lo que viví con ella (es en inglés, las líricas en español están en la descripción del video http://youtu.be/cD233a5jUsE). La segunda es una canción del grupo Keane que habla de cómo me encantaría haber sido parte de la vida de la vikinga y no sólo una pequeña parada en su camino. Pero ella ya siguió adelante, así que le deseo suerte. Yo seguí adelante también.





Aclaración 1.

Es muy probable que mis escritos puedan dejar la sensación de que terminar fue un alivio. Sí, en verdad lo fue. Mi ex es una persona maravillosa y me siento feliz y orgulloso de haber compartido todo el tiempo que compartí con ella. Es la persona más importante de mi vida y nunca la olvidaré, y separarme de ella fue un alivio porque nunca la merecí. Nunca le dí lo que necesitaba ni me entregué completamente a la relación. Espero sinceramente que esté muy bien y que su vida haya mejorado ahora que no está conmigo.

Aclaración 2.

La vikinga no es una villana. Ella me amó, y mucho. Buenos Aires fue la culminación, el éxtasis. Si en Santiago ella cubrió su amor bajo un manto de indiferencia y distancia, en la capital trasandina no hubo barrera alguna. Ese fue amor de verdad, del más puro que existe. Lástima que duró tan poco.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Romantic 13

Antes de ti, vivir era sólo respirar.
Before you, living was just breathing.

Besos

Si hay algo que marca un buen encuentro sexual es el arte de besar. Si los besos son malos o no hay una buena sincronización, las cosas no terminan bien o el desarrollo de la acción se ve bastante perturbado. Nuevamente, la comunicación toma un rol preponderante en este asunto.

Abajo verán un video ilustrativo de lo que NO se debe hacer a la hora de besar. Aunque parezca ridículo, le gente sigue cometiendo los mismos errores. Desde mi propia experiencia les puedo decir que los dos peores son los primeros, siendo el peor "el caníbal". ¿En verdad las chicas creen que es sexy hacer eso? ¡NO LO ES!

lunes, 16 de septiembre de 2013

Romantic 12

Eres el diccionario que define mi vida.
You are the dictionary that defines my life.

domingo, 15 de septiembre de 2013

Buen sexo

El buen sexo se da sólo si hay comunicación. Muchas mujeres (y algunos hombres) se quejan porque su amante no los hace acabar o no hace magia en la cama. Pues bueno, amigas y amigos, imagínense ir a un restaurante, sentarse en una mesa y pedirle al mozo que te traiga cualquier cosa. ¿Se quejarían si no les gustó la comida que les trajeron o no quedaron satisfechos? Es lo mismo en la cama, así que la próxima vez o hablan y dicen qué les gusta o acuéstense con alguien que les pueda leer la puta mente.

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Images 40 years after 9/11, 1973























'73 thoughts

During the Dictatorship, my father was detained by the military and my mom, who was in a subversive group, the MIR, got shot by army men. Even though, they have always talked bad about Salvador Allende's government. Despite the fact they suffered as much or worse than a lot of Chileans back in those days, they don't idealize the socialist time before that. So, what do I think about this day? According to my family, socialism was a really shitty time. Allende was a good man, but surrounded by useless and ignorant so-called polititians. There were a lot of good intentions, but poorly executed.

I don't defend what happened in '73 and the following 17 years, but can't imagine a Chile without those events. Hopefully time will erase the wounds in our people's souls. Maybe one day the beautiful Allende's last speech become truth, and we'll all walk free in the great avenues of our lives.

September 11, 1973

So I assume that everyone expects me to, as a Chilean, make a comment about the 40 years since the Golpe (coup d'etat). I'm 30 now, so I've lived a lot of 11's. Don't really have an opinion, I declare myself pretty much ignorant about it. All I know is that because of all the people that died that day, and the ones who were killed afterwards, I now have a laptop where to write this and access to the Internet to publish it...

But, well, this is according to the people in charge of this country. The other people, who are not in charge, but at the same time have a lot of economical and politic power, say other thing. Neither of them have or deserve my respect, so I'm just being neutral. 9/11 was shit, though.

viernes, 6 de septiembre de 2013

Soltería 101 - Capítulo 12 – ¿Qué es el amor?

Fue una profecía auto cumplida. “Siempre tendremos Buenos Aires”, dije al final del capítulo anterior, y es precisamente lo que sucedió. Sólo bastó un mes para que el amor desapareciera, borrado por la distancia enorme que nos separaba y por la racionalidad que enterró los sentimientos bien profundo al fondo de nuestros corazones. Claro, para mí ha sido mucho más difícil. Más de un mes de sufrimiento, durmiendo en la misma cama y visitando los mismos lugares que compartimos juntos. “Todo me recuerda a ti” no es una frase inventada, se los digo por experiencia propia.

Me pegó bastante fuerte todo esto. Tras varios años en pareja, pensé que nunca me podría enamorar. Sí, a mi ex la amé, pero fue todo una “evolución lógica”, que se fue dando con el tiempo. Con la vikinga fue todo tan repentino y brutal como nuestro sexo. No hubo tiempo de pensar, tuvimos una conexión inmediata. La confianza, la pasión y la intimidad los tuvimos siempre. Pero, por supuesto, las diferencias culturales siempre ponían el freno. Ella, muy racional y con su vida planificada hasta el más mínimo detalle, y yo, el latin lover viviendo el día a día y sin tener idea de qué quería en esta vida. Lo que pasó después fue simple: ella mantuvo sus planes y siguió adelante, yo me quedé acá en Chile.

Por algunas semanas la ilusión se mantuvo, pero esto de tener una relación a distancia que a la vez no lo era, sólo terminó por enredar todo. Si a eso le sumamos que mientras ella tenía un viaje fenomenal, yo pasaba mis días llorando, extrañándola y quejándome por la falta de comunicación... no había nada qué hacer. Ella optó por lo más simple: mandarme a la mierda. Claro, con la delicadeza y protocolo al que tan bien acostumbrados están los escandinavos.

Olvidarla ha sido casi como una misión imposible. No mentía cuando le decía que era la mujer más hermosa que había conocido. Podíamos pasar largos minutos mirándonos a los ojos, sonriendo como idiotas. “The stare” (la mirada) le pusimos a esos momentos. No sé si ella me hallaba bonito también, pero seguro que gozaba de la conexión que teníamos. Es precisamente esa conexión la que me confunde. Bueno, a eso hay que sumarle que ella era muy confusa por naturaleza cuando se trataba del corazón.

La primera vez que estuvimos juntos en mi cama, su mirada era la misma que la del último día, pese a que antes de siquiera darnos el primer beso me dijo que no quería una relación. También fue enfática en que no quería acostarse por ahí con cualquiera, pero se acostó conmigo en la segunda cita, ya que pensaba que yo era muy especial... ¡¿Qué mierda quería entonces, por Dios?! En fin, tratar de descifrar eso no me ha traído ningún consuelo, sólo más preguntas que ya a estas alturas no tiene ningún sentido responder.

Si se puede sacar algo positivo de todo esto es que entiendo, en parte, lo que debe haber sentido mi ex cuando terminé con ella. Además, no menos valioso, es que ahora tienen sentido todas las canciones de amor que alguna vez escuché, y me es mucho más fácil comprender las que hablan del maldito corazón roto. Tanto así que el techno ya no me distrae del verdadero significado de la gran canción “What is love” de Haddaway, aquel hit noventero que me hace bailar y llorar al mismo tiempo.

jueves, 5 de septiembre de 2013

El amor en los tiempos de la individualidad

¿Qué es el amor? En parte es ese sentimiento que recubre nuestro pecho y lo inunda con una sensación agradable que nos hace pensar que todo estará bien mientras estemos con esa persona. Pero también es entrega, es dependencia, es tiempo y apego, es afecto desinteresado. Es trascender nuestra propia identidad y pasar a ser Uno con el otro. Esto, tan noble, se ha vuelto casi imposible en nuestra sociedad actual.

Se nos ha inculcado la importancia del éxito, de los logros personales y profesionales, de alcanzar grandes metas. Estamos convencidos de que podemos alcanzar el Cielo aquí en la Tierra mediante nuestro trabajo y estudios. Hemos aprendido a competir por todo, a ser los mejores y a dejar a todos los demás atrás para ser nosotros siempre los primeros. Vivimos la vida como si de una carrera se tratara, sintiéndonos orgullosos de cada obstáculo que sorteamos, sin preocuparnos si dejamos a otro competidor tirado en el camino. “La vida moderna” le llaman.

En esta forma de vivir no hay espacio para el amor. Claro, muchos no lo notan. Parte del camino a recorrer implica eventualmente emparejarse, formar una familia y criar hijos que serán los herederos de nuestros logros, perpetuando nuestra forma de ver y vivir la vida. Todo eso parece ser amor, pero de éste sólo hay pequeños chispazos que de vez en cuando alcanzan para iluminar un poco la existencia de quienes creen de verdad sentir esta emoción.

El verdadero amor no se puede generar bajo estas circunstancias. Una sociedad en la que se valora tanto la individualidad forma seres humanos desprovistos de lo que se requiere para amar. El afecto esta supeditado a la razón, a la conveniencia. La búsqueda de compañero responde más a temas materiales o de estatus. ¿O no han notado el síndrome del “vestido de novia en la cartera”? Por ridículo que suene, este tema se da, y mucho. Pasada cierta edad, tanto hombres como mujeres solteros o con pareja ceden a la presión del medio para finalmente dar el paso definitivo y casarse. Esta decisión, lejos de ser motivada por razones sentimentales, es netamente guiada por el “deber ser”, con los consiguientes vicios que esto conllevará después.

La independencia y la libertad son la más pura representación de la naturaleza humana, pero también parte de nuestra naturaleza es establecer nexos emocionales con otros. De estos lazos, el más importante es el que de forma altruista decidimos tener con nuestra pareja. En esta relación no hay cabida para individualismos de ningún tipo. El amor real es el gozo de compartir lo que se es y se tiene, recibiendo a cambio lo mismo. Es formar un proyecto en común que será mejor que lo que se pudiera conseguir por separado. En el fondo, el amor significa dejar de lado la individualidad y vivir bajo un nuevo concepto, mucho más hermoso: Unidad.

Publicado originalmente en Publimetro Chile.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Revista VEA, 28-09-1973

Hace años encontré este diario en mi casa. Lo atesoré y, a 40 años del Golpe de Estado, creo que vale la pena publicar algunas fotos de este importante documento histórico, en el que se alaba el comienzo de la Dictadura y se alude mucho a la salvación de Chile gracias a los militares. Qué ironía.








Querer o necesitar.

Los Rolling Stones tienen una canción muy buena. Se llama “You can't always get what you want” (no siempre puedes tener lo que quieres), y dentro de sus líricas de fines de los sesentas contiene una verdad absoluta: es imposible obtener todo lo que quieres, pero a veces consigues lo que necesitas.

En la generación exitista de la que somos parte, el lograr todas tus metas y conseguir todo lo que quieres es sinónimo de triunfo. Por lo mismo, la mayoría de nosotros nos vemos prácticamente obligados, por la sociedad o nuestra propia voluntad, a llegar a este anhelado éxito. Llegar a la cima es el objetivo.

Pero, ¿qué es el éxito? ¿Cuándo sabemos que lo hemos alcanzado? Es un término tan ambiguo y subjetivo que a muchos les toma toda su vida perseguirlo para conseguirlo, sin nunca sentir realmente que lo alcanzaron. Lo que no le enseñan a nadie es que nuestras metas y objetivos van cambiando a lo largo de nuestra vida. La madurez y las circunstancias van moldeando nuestros deseos, haciendo a veces que lo que queríamos con fervor hace algún tiempo atrás se vea como una estupidez ahora.

Esta tendencia de perseguir “lo que queremos” no sólo se lleva al plano de realización profesional, vocacional, académica o financiera. Nuestra vida personal también se ve invadida por estos deseos de triunfo. Rodearnos de gente de sólo cierta clase social, nivel económico o intelectual; establecer relaciones sentimentales exclusivamente con personas ideales en términos físicos, o simplemente esperar alcanzar un nivel de superioridad de algún tipo frente a los demás; son tentaciones en las que muchos caen.

La vida se puede planificar y es muy beneficioso trazarnos metas para tener un sentido, un objetivo. Pero, al igual que todas las cosas, la vida va cambiando con nosotros y a medida que la recorremos podemos encontrar nuevas metas en el camino que nos den mucho más de lo que esperábamos alcanzar con las anteriores. El secreto está en ser flexibles y receptivos frente a estas nuevas oportunidades. Nuestra felicidad no depende de tener o lograr todo lo que queremos, si no en agradecer y disfrutar de vez en cuándo también de lo que nos hace bien. Al final, ¿quién necesita el “éxito” cuándo tiene todo lo que necesita?

Publicado originalmente en Publimetro Chile.

domingo, 1 de septiembre de 2013

Romantic 11

Antes de conocernos éramos almas gemelas, ahora somos almas siamesas.
Before we met we were soulmates, now we are twin souls.

Romantic 00 - Intermedio

Debido al giro que tomaron los eventos con quién pudo haber sido el amor de mi vida, pensé en dejar de lado todo el tema romántico y cursi que había comenzado a publicar. Pero, luego de darle algunas vueltas en mi cabeza, decidí que sería una mierda privarme de expresar esas cosas lindas (o, bueno, que yo hallo lindas) que tengo en mi interior. Además, solía definirme como un enamorado del amor, sólo bromeando. Ahora que conozco bien el sentimiento, ¡mierda, me casaría con él! En resumen, sí, voy a seguir aburriéndolos con mis frases romanticonas, siempre con la esperanza que les puedan servir para conquistar a esa persona especial.