martes, 27 de marzo de 2007

Rodéame, gordo.

Se celebra en estas fechas la gran fiesta de la infamia nacional: el 59º Campeonato de Rodeo. Centenares de patriotas se agolpan en la medialuna de Rancagua, ansiosos por que comience el show. Fieles exponentes del macho chilensis promedio del lugar se destacan entre cabezas canosas cubiertas por chupallas de 100 lucas. Por ahí anda el Kike Morandé (“Francisco Javier Morandé Peñafiel”, como le saludan sus compañeros de banca); y más allá camina con prestancia hacia su caballo el ex presidente de Copec, don Felipe Lamarca.

Aunque se vislumbra uno que otro huaso de tripas fermentadas de vino barato y pobreza en el semblante de poco más de 30 puntos de CI; la mayoría de los concurrentes al evento destilan poder y dinero en sus movimientos, actitudes y apariencias. Las panzas whiskeras, la cicatriz del bypass bajo el cuello rojo al aire, las botas típicas importadas de Italia, el vozarrón cigarrero en una risa nauseabunda. Los ojos fijos en las promotoras de Cristal (cerveza que promueve bandas pencas, partidos violentos y maltrato animal), el pantalón apretado, el pene por siempre fláccido. Sí, ellos son los del 5 % más rico del país y no temen enseñárselo al mundo. Ésta es su fiesta; aquéllos, sus amigos. Están en familia, y éste es su circo.

Sueltan al novillo; expectación en el ambiente. El animal, indefenso e ignorante de lo que le espera, se muestra tranquilo. El placer de verlo así logra que más de alguien en las tribunas evoque vivencias zoófilas de antaño en el fundo, y casi logre levantar el miembro. Casi.

Aparecen los valientes jinetes. Son dos, montados en sus caballos trabajosamente peinados, de crin reluciente y andar majestuoso. Se oyen varios aplausos, algunas reverencias. Una que otra mirada fugaz empresario-jinete, a lo Brokeback Mountain. Y empieza la función. Los caballos son azotados y/o clavados con espuelas afiladas, empujados como marionetas infernales hacia el tierno novillo, que instintivamente comienza a rechazar las embestidas de las víctimas-victimarios.

Finalmente, tras varios minutos de una persecución implacable, la cría vacuna es golpeada contra la madera de la medialuna. La frustración de los jinetes se venga con gracia, a juicio de quienes los observan. Una y otra vez el animal choca contra las tablas; una y otra vez las risas y aplausos del público retumban en sus oídos que comienzan a sangrar por los traumas internos producto de los golpes. Entonces, lo dejan ir. Confundido, herido, queda a medio metro de la pared que tantas veces estrelló en tan poco tiempo. Se queda inmóvil.

El jolgorio es acallado por la excitación de todos los presentes. Miles de almas negras neoliberales penden de un hilo. Es ahí cuando el presidente de la Federación de Rodeo Chileno, Vicente Caruz Middleton, hace su entrada magistral. El poncho, el sombrero, el atuendo de dueño de fundo que tan elegantemente viste; desvían las miradas del sangrante novillo, y le dan a la escena una atmósfera que recuerda las Olimpiadas de los años 30 en Alemania (por alguna extraña razón). Entonces, ocurre.

Gonzalo Vial Concha (de su madre, seguro), precedido de una leve inclinación de cabeza que su padre, Gonzalo Vial Vial, dueño de Agrosuper, le hace desde las tribunas; clava los muslos de su caballo por vez final. Su pareja (en el amplio sentido de la palabra, quizás), Francisco Lamarca, hace lo mismo por su lado. Las vísceras del novillo estallan bajo la presión y las astillas de sus costillas rotas contra las tablas. Los caballos, una vez más, han cumplido la misión que sus dueños, sedientos de sangre y hombría, les han obligado a cumplir.

Pese a las serias heridas que presenta el novillo, su cuerpo no cae. Poseído de una fiereza y valor que no tiene ninguno de los hijos de puta que rebalsan las tribunas de aquella medialuna; retorna orgulloso a su corral. No les dará el gusto de verlo morir, aunque también le gustaría no darles el gusto de comerse sus gónadas en el asado final.

Guardado el agonizante animal, el espectáculo ha finalizado.

El rodeo chileno, patética adaptación de la costumbre española, y triste plagio de la gringa; es una tradición nacional que nos muestra lo imbécil de nuestra cultura y nuestra gente. Siempre se llama a rescatar las tradiciones de nuestra mierda de pueblo, pero particularmente ésta, no muere ni muestra señales de alguna vez desaparecer. ¿Se han preguntado por qué?

Sin más... “rodeos”, les voy a decir porqué: porque mueve plata, y los que en este país la tienen y la mueven por nosotros (pero no para nosotros), son las que la manejan aquí. La razón en particular de eso, bueno, no la sé con certeza. El placer o la cara de raja patológicos para llamar “un deporte sano” o “una tradición noble” a esta infame y arrogante muestra del poder de nuestra aristocracia, me parece más digno de análisis de un siquiatra que de mi moral y mi lógico raciocinio.

En fin, la cosa es simple. Sé que la mayoría de quiénes reaccionan ante estas líneas son de derecha dura (no intelectual, sólo dura, de cerebro tullido); pero para los que piensan, sienten y se resisten ante el abuso de poder de cualquier tipo, llamo a boicotear esta mierda de tradición-deporte-onanismo-perverso. No es posible que en una sociedad que se llame avanzada, con miras al Primer Mundo, se siga fomentando y auspiciando una costumbre inhumana, sádica e irracional. ¿Acaso no basta con soportar que sólo los ricos tengan justicia, privilegios y buena vida? ¿No es suficiente explotar a los pobres animales de consumo humano, sino que, además, hay que torturarlos? ¡Pico con eso! Los conquistadores torturaron a los indios, los criollos a los esclavos, los patrones a los campesinos, los empresarios a sus trabajadores, los milicos a pobres hueones que no tenían nada que ver con los que se mandaron las cagadas en la UP; y los fachos conchas de sus madres aspirantes a dueños de fundo a pobres novillos y caballos.

¿Esa tradición queremos dejar en nuestro país? Si hasta hoy ellos han sido los impunes victimarios, ¿qué nos hace pensar que, si se les para la raja, los próximos no serán ustedes o sus hijos?

¡No a Agrosuper, no a Cristal (CCU, lámeme el vergasio), no a la Federación de Rodeo Chileno, y a quemar la puta medialuna de tres millones de dólares de Rancagua!

Amén, culiaos.


Nota: todos los personajes, cargos y datos son reales.
Nota 1: actualicé esta columna al 2007, originalmente publicada el 2006 en kultura.cl

lunes, 26 de marzo de 2007

Rodeo en Chilevisión.


Quiero usar este medio para mostrar mi absoluto desacuerdo con la exhibición del torneo de rodeo en Chilevisión. Desde siempre me sentí privilegiado por haber nacido en este país; vivir en una nación donde no había guerrillas, narcotráfico a destajo, terroristas, corrupción a raudales y un montón de otros males que aquejan al resto de la región y al mundo. Sin embargo, adolecemos de grave un problema, el maltrato animal; que deja bien en claro que el “desarrollo” que ostentamos ante los demás, no es sino sólo una palabra que hincha pechos, pero no corazones.
Que el flaite de la esquina se sienta bacán porque su pitbull ha matado a cinco quiltros en la última semana, o que el dueño del purasangre se vanaglorie del trofeo que uno de sus jinetes ganó reventándole las entrañas contra la pared a un novillo; son distintas caras de un problema transversal a nuestra débil cultura para con los animales.
A los niños se les enseña que comerse los vegetales en su plato hace bien, pero se les recompensa todo lo bueno que hacen con una “cajita feliz” o un combo, y vamos tirando más vacas y cerdos al matadero parea hacer hamburguesas, continuando la cadena de “producción animal” que manejan grandes holdings, que deforestan hectáreas completas de bosques nativos y contaminan millones de litros de agua potable para criar y matar ganado como si estuvieran haciendo galletitas. Todo para seguir alimentando una población cada vez más obesa y enferma, que suda colesterol mientras devora el asado de cada fin de semana. Y el caballo en la feria lleno de cicatrices acarreando un carro, y el león del circo rasca sin dientes ni garras se orina de miedo ante un público de niños que creen que eso es divertido, y en la tele un montón de empresarios con sombrero y poncho caros aplauden cada vez que las costillas de un animal impactan contra una pared de madera... y nadie haciendo nada por evitarlo. Es más, un canal estatal cubre el evento en horario familiar y lo anuncia con bombos y platillos, “la fiesta del deporte”. Qué bueno que no sea el deporte blanco. Así no se le notan las manchas de sangre.

Ésta es una carta que acabo de mandar a los diarios. Ojalá alguno la publique, aunque lo más probable es que no lo hagan. La infamia genera plata. Igual me gustó esto de tirarme contra los hijos de puta estos fachos patrones de fundo y la manga mono-neuronal de mi patria. Es que no puedo creer que algo tan brutal e innecesario sea considerado tradición y, más aún, “deporte”. Bueno, entonces Chilevisión después va a transmitir golpizas a travestis y vagabundos por “equipos” de neonazis, ya que ese va a ser el nuevo deporte de shilenos para shilenos. Es que el mongolismo patrio no tiene límites…

lunes, 12 de marzo de 2007

Transfracaso.


Lo que más me dolía de toda la reforma del transporte público de nuestra ciudad era, más que nada, el no poder viajar por la módica suma de 200 pesos de un lado a otro sin problemas. Pero, sinceramente, sentía que era una gran obra que beneficiaría a todos quienes eran insultados, asaltados, abochornados y muchos “ados” negativos, en las putas amarillas. Sí, me gustaba el cambio, el cómo sonaba eso de los 90 minutos para hacer hasta 3 trasbordos gratis, y Bam Bam hablando con el viejo turnio que le preguntaba “Iván, ¿y cómo llego ahora a la pega?” y todo lo demás. Si uno ahora podía ir al centro, pagar una cuenta y volver a la casa sólo por $380... ¡y legalmente! Qué cosa más bonita, Señor...
Pero no.
Que quede claro, en todo caso, que no le voy a echar toda la culpa a la Concertación. No, si eso es de gil. Es una huevada de ser chileno y vivir en Chile. ¿Cuándo va a resultar algo en este país? La incultura, el mongolismo y la falta de respeto a todo y todos crónica, es endémica. Cómo no iba a serlo, si por nuestra sangre corren los peores genes. Somos hijos de españoles de la peor calaña, de esos que por su hedor y/o malas costumbres los metieron en un barco y de una patada en la raja los mandaron a América a hueviar. Y, por otro lado, de mapuches. Mejor dicho, de mujeres mapuches violadas hasta el cansancio porque sus hombres no las pudieron defender. Osea, de mapuches cagones, porque los mapuches a fierro, esos que pelearon hasta morir, nunca se mezclaron, y su descendencia sigue pura y bien viva en el sur. Y más encima hay “neonazis” chilenos. ¿Raza aria? Querrán decir raza agria, los pelados imbéciles.
Igual, mi idea no era molestar por molestar, sino que la cosa es bien seria. ¿Hasta cuándo chucha se limpian el hoyo con la gente, los conchas de su madre? Que “comparte tu Metro cuadrado”, que “levántate un poco más temprano”, que Iván levanta el pulgar y sonríe con risa que parece que le armaron en Photoshop... ¡Qué culia’os más grandes! No hay micros, hueón. Está bien, descongestionaron Santiago, el aire está mucho más limpio y casi no hay ruido en las grandes Alamedas, eso no se los discuto. Pero anda a subirte a una micro en la hora punta, en un troncal. Y a ver si te podis bajar después. Es una odisea viajar en esta cagada de ciudad. Comparan el Metro con el de Tokio, y las micros con las de las grandes capitales europeas... si estuviera allá, no me importaría, pero esto es Santiago. Vivir con eso ya es una mierda, y salen con esta locomoción que es peor que todos los atentados terroristas juntos. Un atentado, más encima, por el que tenis que pagar. Y la Bachelet, el maricón de Lagos y el corrupto de Navarrete (el pololo de Marinakis) lucrando a destajo, conducidos por choferes y custodiados por guardaespaldas, ajenos a las largas esperas en los paraderos, a los manoseos y cartereos en “micros” llenas, y a la moda que se impone en las calles cualquier día de la semana: quedar tirado de las 8 de la tarde en adelante.

P.D.: en serio, chiquillos, ya salió fome el chiste. ¿Cuándo empieza el Transantiago? Digo, el de verdad, ese que nos prometieron. ¿Cuándo, ah?P.D. 1: Hijos de la gran puta, una hora esperando la 406, 407 y 402 en San Pablo a las 1 de la tarde viernes. Y a la misma hora la 105 en Gral. Velásquez. ¿Qué chucha?P.D. 2: Hablan de “manoseos” en el Metro los muy hueones. Yo viaje en Metro a las 6 de la tarde y es imposible no puntear ni ser punteado-manoseado-“teteado”-y-sobaqueado si compartis tus cagones centímetros cuadrados de espacio con otros 8 giles, ¿no les parece?