martes, 21 de agosto de 2007

Lo anti-ético del “Sueldo ético” (o “Los curas culiao’s y sus huea’s”).

Cortito. Hace algunas semanas vengo escuchando que por todos lados se habla del famoso “sueldo ético”, que las desigualdades sociales, que la injusticia, que la cacha de la espada. Y yo miro a Monseñor Alejandro Goic, el impulsor de toda esta discusión, y luego oigo a Fernando Montes, sacerdote Rector de la Universidad Alberto Hurtado, institución donde estudia mi polola, avivándole la cueca al otro cara de vampiro, y pienso… ¿qué rechucha se creen los conchas de sus madres? Mientras el primero se pasea de un lado a otro en Mercedes Benz con chofer, vive en una mansión de allá arriba del cerro, con mayordomo, chef internacional personal y todas las otras comodidades que el 1% del sueldo de cada gil que le cree a la Iglesia puede comprar; y el otro hijo de puta, que sube el arancel de las carreras 300 lucas todos los años, no le da beca a nadie y aumenta los cupos de las carreras hasta hacer que en las salas no quepan ni los profesores… Osea, discúlpenme, pero quienes menos pueden hablar de huevadas éticas, son ellos. Y para que llenarme la boca con todas las demás chanchadas que han hecho a costa de Dios y el miedo y la culpa que provoca, a lo largo de dos mil años a la fecha. Putos pedófilos, maricones, caras de raja y vagos. Burgueses infames ocultos tras una fachada de castidad y votos de pobreza. A mí me gustaría ser pobre como ellos. No trabajaría más.
El Mercurio miente, y, adivina: la Iglesia también.

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