Se acabó la
espera. A casi 7 meses de mi ruptura, decidí salir al mercado.
Bueno, para ser sincero creo que siempre estuve en el mercado, pero
de forma latente nada más. Flirteé por aquí y por allá, jugué a
ser un galán y se podría decir que me funcionó... técnicamente.
Ya que me estoy confesando, debería mantenerme fiel a la verdad. Lo
voy a explicar así: hace años atrás, en la fiesta de bienvenida de
mi universidad, me invitaron a jugar futbolito. Yo los miré y les
dije: “Compadres, hace como 4 años que no juego, y cuando jugaba
era malo.” Pues bien, la misma historia se aplica ahora, pero con
las chicas.
Allá por los locos
años 2000 yo fui un soltero empedernido, y más que una opción, el
celibato era mi karma. No había caso. Por más que me andaba
ofreciendo incluso con las minas más feas, siempre volvía a la casa
solo y frustrado. Mi vida amorosa tenía menos acción que un juego
de ajedrez televisado. Y de pronto, el milagro: conocí a una chica
que me aguantó, trató de entenderme y me acogió sin importarle que
por esos momentos (y creo que aún ahora) era un pendejo idiota. Esa
chica fue mi novia por casi 9 años.
Pero eso ya terminó. Y
mirando en retrospectiva, ha sido bastante tiempo fuera de las
pistas; tiempo que me juega en contra. A mis 30 años ya debería
dominar el arte de la seducción o por lo menos entender en parte a
las mujeres. Sin vergüenza puedo decir que no tengo ni la más puta
idea de nada. La mujer es un misterio indescifrable para mí.
La situación se ve
bien cagada hasta ahora, pero no es tan así. Me encontré en esta
encrucijada y siento que encontré una forma de manejarla. ¿Qué
mejor forma de entender a estos extraños seres del cromosoma XX que
relacionándose con ellos de una manera no sexual? Sí, suena
bastante estúpido, pero para mí esto no era tan obvio. Siempre
estaba tan necesitado de contacto carnal que la amistad hombre-mujer
para mí era un mito. Ahora me encanta. Amo a mis amigas y hacer esa
transición del deseo a la fraternidad es lo mejor que me ha pasado.
Y así estoy volviendo
al mercado. Recargado, 2.0, un hombre nuevo. Educado bajo los
preceptos de mi gurú del sexo (no voy a revelar aún su nombre) y
moldeado por el toque femenino. Sigo sin entender a las damas y la
verdad que hasta el momento mis intentos de conquista han sido una
mierda. Pero cuando recuerdo aquel día en que jugué futbolito en la
universidad pese a lo malo que era, me siento esperanzado. La
seducción, al igual que el fútbol, es un deporte. Practicando
aprendes y te haces mejor, y aunque seas malo, siempre es entretenido
jugar.
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