jueves, 14 de diciembre de 2006

Perdió el Colo, se murió el viejo... me gano la Polla Gol y quedo listo


Estaba saturado de ocio y terminé aquí. No sé qué sentido tiene tener un blog, no soy muy constante escribiendo; mi último diario de vida murió de inanición y mi agenda está a borde de una huelga de hambre seca. Debe ser eso de querer ser escritor y que “todos los escritores tienen uno” y qué se yo. Creo que no es una buena forma de comenzar un blog. (Recordarme borrar este párrafo).

Amigos y amigas (¿tengo amigas?... he progresado... ah, no, es sólo un decir... eso del país integrador y la huea’; no hacerlo sería como reconocer que soy antisemita... que no lo soy... ejem...), bienvenidos a mi blog. Aquí van a encontrar la misma mierda de siempre -ALTERNOgay, ALTERNO, una que otra columna de crítica u opinión-, pero potenciada de cierta forma porque, ojo, ahora es un blog, onda ya no es una página (ufff, tan de los 90, qué out), sino que es una cosa realmente cotota, tecnológica, conectada al mundo de los escritores y la farándula de internet. Me subí al carro de la revolución, del triunfo; no como los ahueonaos que se cambiaron de equipo sólo porque pensaron que el Colo iba a ganar la copa esa que ni sé cual era, pero que parecía importante. Eso si que es ser penca. Y flaite y kuma y doble estándar... chileno, al fin y al cabo.
En todo caso, si por casualidad llegaste a este blog y no sabes quién soy, genial, “la misma mierda de siempre” vendría a ser como “lo mejor que he leído en mi vida”; si ese es el caso, agradecería un buen comentario posteado con cariño para este servidor de la Humanidad; si no, te agradecería te abstuvieras de comentar cualquier cosa negativa, contener esa ira, entrar a http://eduardohernandez.blogspot.com y hacer mierda su blog. Por ganarme el nombre.

Bien, creo que eso es todo por ahora. Una bosta de ñu, pero al menos sirve para no tener mi página de inicio vacía y triste. Como yo, el payaso que ríe por fuera, y por dentro llora. Un payaso sin Valium. Un payaso con varicocele, muelas cariadas y hongos en los pies. Pero que ríe por fuera, y si por dentro llora, ¿qué pico importa? Porque es un payaso al final el culiao’. ¿O acaso uno paga su entrada pa’l circo para ver a un hijo de puta llorando? ¿O para enterarse de sus problemas? No, uno va al circo a deleitarse con el show, las luces, los payasos y los animales con cicatrices, sin dientes y desnutridos; con valientes domadores que hacen que un ex-fiero león ande en dos patas para el público, y lo monte de vez en vez en las penumbras de su remolque, soplándole la nuca con aliento felino. ¡Oh, el circo! ¡Oh, los payasos, que ríen por fuera...

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