Estoy un poco borracho,
y aunque por lo general no escribiría en estas condiciones, necesito
sacar esta revelación de mi sistema. Vengo llegando de una feria de
diseño y decoración que permitía entrar gratuitamente si llegabas
en bicicleta. Como no soy un fan de ninguna de las temáticas de la
feria, pero sí disfruto de andar en bici y de todo lo que sea
gratis, asistí al evento.
Muy grata fue mi
sorpresa cuando vi que habían varios puestos que ofrecían alcohol
gratis: cerveza, pisco, champaña, vino. Como ya dije, si no hay que
pagar, me gusta. Así que cerveza en mano recorrí la feria, viendo
pinturas y fotografías casi tan atractivas como las artistas que
exponían las obras. Pero no sólo las artistas eran interesantes:
estaba lleno de chicas bonitas. No importaba donde mirara, siempre
había más de alguna mina linda a la que echarle el ojo. La
concentración de bellezas por metro cuadrado era sorprendente.
Para simular que estaba
ahí por el diseño, miraba con detención cada una de las muestras
de productos del lugar. De pronto, algo llamó mi atención. Era un
muestrario de telas, con retazos de distintos estampados. Entonces me
golpeó. Esta colección de telas era la metáfora perfecta de mi
panorama actual.
Sigo atrapado en una sequía inacabable, y ésta es en gran parte mi
culpa. Me gustan todas las chicas, pero de ellas solo quiero un
pedazo, un momento fugaz. Quiero tomar un trozo de cada una de ellas
y juntarlos todos en una sola, que a la vez no es ninguna de ellas.
Más fácil: quiero estar con todas, pero con ninguna a la vez. Al
igual que una dueña de casa aburrida crea un Frankenstein de cojín
hecho de varios pedazos de tela, usando la técnica del patchwork; yo
he buscado hacer lo mismo con las mujeres.
Con esta revelación en
mente, puedo ver todo con mucha claridad. Si con mi desesperación no
bastara, además tengo la cagada en la cabeza. A veces siento que
necesito a alguien, pero no estoy dispuesto a profundizar ninguna
relación. Simplemente no me interesa. Por otro lado, esta situación
tiene un lado positivo. Mi mala fortuna en el área sentimental me ha
mantenido solo, y eso me ha alejado de cometer el error de entrar en
una nueva pareja sin estar preparado.
Creo que de lo anterior
sólo puedo sacar una cosa en limpio: necesito estar solo. Y esto es
por sanar mi mente, pero también como medida de precaución. Cuando
pendejo hacía unos collages horribles, y sólo imaginarme el
resultado de mi mujer de patchwork me da náuseas... aunque
eso último también puede ser el pisco.
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