Estoy indignado, y no porque un viejo de mierda francés escribió hace un tiempo un ensayo best-seller sobre el tema; sino más bien por ver la falta de inteligencia y salvajismo que se ha apoderado del mundo que me rodea.
Me violenta recordar cómo miles de
jóvenes protestaron y salieron a marchar tras Camila Vallejo, la
maquivélica y sexy marioneta de un partido político avinagrado e
inconsistente, sólo para dar una vuelta en 360 grados y volver al
mismo lugar del que partieron, pero en una situación aún peor y en
la que los cambios brillan por su ausencia.
No puedo sino asquearme al ver cómo en
un año se destruyó la poca Democracia que había en Chile para dar
paso a una “Ley de la Selva 2.0”, en la que los que más
destruyen, queman, saquean y se cagan en el Estado de Derecho son
quiénes consiguen más rápido soluciones a sus demandas, mientras
que los ciudadanos de a pie seguimos trabajando para pagar estos
arreglines con nuestros impuestos.
Víctimas de una clase política muy al
estilo de la Cosa Nostra, en la que el dinero, el poder y la codicia
mandan sobre los colores y las banderas; pero conscientes de que
vivir en armonía requiere de no sólo hacer valer nuestros Derechos
(esgrimidos por grupos de extremistas muy seguido cuando perjudican
sus intereses), sino también cumplir nuestras Obligaciones al marco
de la Ley; nosotros, la clase media y baja, estamos condenados. Y no
porque no haya nada que podemos hacer al respecto; mal que mal
vivimos en un país democrático. Sucumbimos fácilmente a palabras
bonitas, ex-presidentas con alta aprobación o recuerdos amargos de
años pasados, y nos escudamos en estos pensamientos para seguir
votando por los mismos frescos de raja. Tememos al cambio, y pese a
que muchos eligieron a un Presidente de Derecha para que pasara algo
nuevo, a la primera de cambios todos lo reprueban, dejando de
manifiesto no sólo una falta de memoria o consecuencia abismante,
sino lo bien que lo hicieron quienes gobernaron los 20 años
anteriores para lavarles el cerebro.
Sé que mi indignación anónima no
sirve para nada. Negro veo el futuro a merced de las futuras
generaciones, ahora con capacidad para votar pero no para pensar.
Fácil les resultará a los mismos delincuentes / políticos
convencer a estas masas de reelegirlos, para llevar el país,
nuevamente, a sus cuentas corrientes e inversiones en el extranjero.
Es cosa de hablarles en simple, sacarse fotos con la señora Gordis o
con la Vallejo y esgrimir conceptos como “gratis y de calidad”,
“revolución” o “Movimientos Sociales” para metérselos al
bolsillo.
Estoy indignado, pero con razón, no
como los españoles que se juntaron a acampar en Madrid o los que se
sentaron alrededor de Wall Street buscando un sentido para sus vidas.
Estoy indignado porque veo cómo todo se va a la mierda, pero a la
vez esperanzado de que alguien en algún lugar de mi Chile querido
piense, al igual que yo, que se pueden cambiar las cosas, y no a la
manera que ya se ha impuesto como modus operandi de los mal llamados
“Movimientos Sociales”, cuya escalada de violencia en busca de
mayor notoriedad sólo puede terminar en terrorismo o guerrillas tipo
“Primavera Árabe”. Espero que si existe esa persona sea más
bonita y socialmente mejor posicionada que yo. Así, tiene público
asegurado.